Pronombres personales átonos
Los pronombres
personales átonos son clíticos y, como tales, aparecen siempre delante o detrás
de una voz tónica, generalmente un verbo.
Las formas átonas de
objeto directo descienden del acusativo latino y desde el punto de vista
prosódico constituyen una única palabra con el verbo: me, te, se, nos, vos.
Las formas átonas de
dativo u objeto indirecto (me, te, se, nos, vos)
provienen del ablativo latino (ME, TE, SE, NOBIS, VOBIS, SE), aunque también
tomamos formas del acusativo (ME, TE, SE, NOS, VOS, SE). Ello se debe a la
confusión que se dio en el latín vulgar entre el dativo (MIHI, TIBI, SIBI,
NOBIS, VOBIS, SIBI) y el ablativo (en construcciones como vade tibi - vade
te), y a los casos donde el ablativo es analógico con el acusativo (nos y vos; NOBIS
> NOS, VOBIS > VOS). Se atestigua nos,
forma átona de primera persona del plural que puede ejercer las funciones de
objeto directo y objeto indirecto (en nos quiere
dios fazer, queda clara su función de objeto indirecto y, por tanto, su
origen en el latino NOS, ablativo analógico con las formas de acusativo que
toma la función sintáctica del dativo); vos, del acusativo
latino VOS, con función de objeto directo dentro de la oración llamandovos madre
señora; y me, primera persona singular descendiente del
ablativo latino ME, con función de objeto indirecto en non mequiso
Responder y de dativo experimentador en plaze me dixo
el cavallero.
El pronombre se de
los verbos pronominales, procedente del ablativo SE, aparece varias veces en el
texto y generalmente adopta una posición enclítica -detrás del verbo- (rreçelandose del
Rayo) aunque también lo encontramos en posición proclítica (sequeria
ir). No realiza ninguna función sintáctica concreta y tiene como origen el
dativo ético del latín.
En cuanto a los pronombres de tercera persona no
reflexivos, sabemos que proceden del uso del demostrativo latino de lejanía
ILLE, -A, -UD como pronombre personal átono. Así, los, forma
átona de tercera persona, masculino, plural, con función de objeto directo,
procede del acusativo plural ILLOS (que pierde la primera sílaba por su uso
enclítico o postverbal); le, forma de objeto indirecto,
procede de la tercera persona singular del dativo ILLI (usado tanto en
masculino como en femenino y neutro, cuya primera sílaba se perdió también por
enclisis). Documentamos una forma apocopada que era frecuente en español
medieval debido a que los pronombres átonos acostumbraban a ser enclíticos (o
sea, postverbales) y la e final se perdía al apoyarse en
palabras que acababan en vocal: assi comol contesçio.
Asimismo, encontramos lo, con función de objeto directo y
procedente del acusativo singular latino ILLUM; les, tercera
persona plural del dativo latino ILLIS; y la, tercera
persona femenina en función de objeto directo, procedente del acusativo latino
singular ILLAM.
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