EL ORIGEN DE LAS MATEMÁTICAS
Para comenzar, hay que tener en cuenta que recientes
estudios en la capacidad cognitiva de los animales han determinado que los
números, mediciones y formas no son conceptos únicos del ser humano. Con los
datos de estos estudios, se puede presuponer que los conceptos matemáticos
aparecen en las sociedades cazadoras-recolectoras, aunque no en todas de la
misma forma. Un ejemplo de la diferente evolución de las matemáticas (de los
números más concretamente) en diferentes culturas se puede ver en el hecho de
que existen algunos idiomas de tribus aisladas que no establecen la distinción
entre cualquier número, utilizando únicamente como números “uno”, “dos” y
“varios”, englobando este último a cualquier número mayor de dos.
I: Mono pensando
Más allá de suposiciones evolutivas difícilmente
contrastables al 100%, podemos hablar de los primeros objetos arqueológicos
encontrados que demuestran la aparición de conceptos matemáticos en antiguas
culturas. La primera muestra de conceptos matemáticos en nuestros antepasados
fue hallada en una cueva en Sudáfrica, y consiste en rocas de ocre adornadas
con hendiduras con formas geométricas datadas en 70.000 años de antigüedad.
Adentrándonos en el campo de los números, la primera
evidencia arqueológica la encontramos en el hueso de Lebombo, hallado en
Suazilandia y datado en 35.000 años de antigüedad. Este objeto es un peroné de
babuino con un total de 29 hendiduras que, según las excavaciones arqueológicas
que se llevaron a cabo en 1973, fueron usadas por las mujeres de la época para
mantener la cuenta de sus ciclos menstruales, ya que otros huesos y piedras se
han encontrado con entre 28 y 30 hendiduras, existiendo siempre una marca
significativa en la última.
Continuando con los restos arqueológicos, el siguiente hito
lo encontramos en el hueso de Ishango, hallado cerca del nacimiento del río
Nilo, al noreste del Congo y con una antigüedad de entorno a 20.000 años. Este
hueso contiene una serie de marcas a lo largo de él divididas en tres columnas.
La asimetría de estas muescas hace pensar que estas fueron utilizadas con fines
más funcionales que decorativas.
II: Muescas en el hueso de Ishango
Se ha teorizado mucho sobre la verdadera utilidad de las
muescas en esta muestra arqueológica, aunque fundamentalmente se barajan dos
posibilidades. Por un lado que se trate de un calendario lunar de seis meses, y
por otro que se traten de cálculos matemáticos. Lo primero sería solamente una
ligera evolución sobre el hueso de Lebombo, así que centrándonos en la teoría
matemática nos podemos encontrar con una gran peculiaridad interesante. La
segunda de las tres columnas (b en el dibujo) presenta una serie de muescas
agrupadas formando cuatro números (11, 13, 17, 19), conformando la primera
secuencia de números primos registrada de la historia.
Pero si lo que queremos encontrar es un avance en las
matemáticas que nos diferencie notablemente del resto del reino animal, nos
tenemos que trasladar a las primeras civilizaciones conocidas de la India, en
torno al año 3.000 a.C., donde se hayan las primeras evidencias de un sistema
decimal, la aparición de ángulos rectos y formas geométricas complejas como
conos o cilindros, así como reglas con subdivisiones pequeñas y precisas para
establecer mediciones.
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